¡Queridos amigos y amigas, ocupen su localidad y que se abra el telón!

Un actor transforma distintos telones, que proyecta en un pequeño teatro de comedias, en paisajes fantásticos en los que suceden historias que atrapan con la música, el juego y la danza los sentidos de sus espectadores —y sus lectores—, sumergiéndolos en la puesta en escena. Desde telas que nos remiten a Van Gogh, Klee o Klimt, surgen mundos y paisajes que extasían al público. Al final de la función, sin embargo, nuestro actor debe regresar a casa, en una ciudad gris que contrasta con las imágenes que es capaz de crear con la imaginación.