Alabanza del Ecuador



Amigas y amigos, esta es mi visión del poema, “Alabanza del Ecuador”
de Jorge Carrera Andrade, que muy pronto se publicará con GIRANDULA (Asociación ecuatoriana del libro infantil y juvenil).


Alabanza del Ecuador

Jorge Carrera Andrade

Ecuador, mi país, esmeralda del mundo
incrustada en el aro equinoccial,
tú consagras la alianza del hombre con la tierra,
las telúricas bodas con la novia profunda
de volcánicos senos y cuerpo de cereales,
novia vestida siempre de domingo
por el sol labrador, padre de las semillas.
Quiero besar todo tu cuerpo verde,
tus cabellos de selva,
tu vientre de maíz y de caña de azúcar
y reposar mi sien en tu pecho de flores.

Me enseñaste las ciencias naturales
del árbol dadivoso y el árbol curandero,
de las aves que parlan, más pintadas que frutos,
la nueva zoología de un mundo fabuloso
y la historia de un pueblo
que gime hasta la danza
disparando su anhelo hacia las nubes
en cohetes de fiesta,
fuego que se deshace en lágrimas azules.

Tú me enseñaste a amar el universo
y aceptar mi destino de habitante
planetario, pastor de vicuñas fantasmas
por ciudades extrañas donde nadie
corre en auxilio de una estrella herida
que se ahoga en un charco.

Ecuador, tú me hiciste vegetal y telúrico,
solidario de todo lo que vive,
humilde cual vasija llena de sombra fértil.
Soy desolado, abrupto como la cordillera,
profundo como cueva de tesoros incaicos.

En mi interior dormita un lago sobre un cráter.
Mi frente es un paisaje de páramo con lluvia,
mi corazón un cacto sitibundo
que pide una limosna de rocío.

Ecuador, vuelvo a ti con vestido de prioste
para danzar sobre tu seno verde,
danzar hasta morir
oyendo como late
tu corazón antiguo de pimiento y adobe.
Golpeo con la mano en el arpa de siglos
despertando a la música en su ataúd de polvo
y al viejo dios del trueno.

Dame tu bienvenida de rocío,
tu gran abrazo verde
¡oh madre coronada de hielo y colibríes!
Señálame el camino de la mina perdida
que guarda los profundos metales del origen.
Dame tus plantas mágicas, tus prodigiosos bálsamos
y el talismán de piedra memorable
donde el sol ha marcado
sus signos protectores.